• Blog
  • Datos

1de6

Información sobre el ictus

Estás aquí: Inicio / Home

Después del ictus

marzo 1, 2016 By Pepe

Hemos podido apreciar que lo esencial es evitar estar afectado por un ictus, y hasta aquí me encuentro en el numeroso grupo de los que están convencidos que el ictus se puede evitar en un elevado número de personas, y en el peor de los casos mitigar los daños de una forma nada despreciable. Y así también poder preparar las condiciones para tener la mejor recuperación después del ictus.

Dieta saludable para evitar el ictus

Dieta saludable para evitar el ictus

Así las cosas encontramos que existen consensos que identifican, como es el caso de la Sociedad Española de Neurología, algunos  hábitos relacionados con prácticas que contribuyen a evitar el padecer de un ictus.

Entre estas recomendaciones, las más de ellas ya mencionadas en artículos precedentes, encontramos, a modo de recordatorio:

  • Mantener una dieta sana (podéis consultar multitud de dietas en la web de Actitud Saludable)
  • Mantener la práctica de ejercicios físicos de forma sistemática
  • No fumar
  • Limitar el consumo de alcohol a cifras que deben mantenerse por debajo de  los 60 gramos/ día; aconsejándose el consumo ligero entre 12 y 24 gramos/ día) que aporta una disminución sustantiva  de la  probabilidad de padecer un ictus comparativamente con las personas que no lo hagan.
  • Mantener control de la presión arterial de forma sistemática
Practica sistematica de ejercicios fisicos contribuyen a evitar el ictus

Practica sistematica de ejercicios fisicos contribuyen a evitar el ictus

Podéis ver multitud de dietas en la web de ActitudSaludable.net

Impacto socio-económico del ictus como problema de salud

El ictus se ha convertido en uno de los problemas de salud que con mayor frecuencia afectan a la población. A su vez genera una amplia gama de secuelas de incapacidad. De hecho es la primera causa de discapacidad en el adulto, tanto desde el punto de vista físico como intelectual  y de dependencia de personas enmarcadas en las edades correspondientes al adulto mayor, es decir, en personas de más de 65 años.

Sin embargo el registro de casos de ictus se ve enriquecido con personas clasificadas como adultos jóvenes.

Como podemos explicar el incremento notable de personas afectadas por ictus que se presenta entre los adultos jóvenes

Esto se puede comprender si tenemos en cuenta  que los hábitos de vida erróneos, alejados de los patrones de conducta que podemos conceptualizar como vida sana justifican alrededor del 20 por ciento de estos cuadros clínicos compatibles con ictus que afectan a personas menores de los 45 años.

Así tenemos que se considera que en el orden de unos 300.000 españoles, y de forma predominante las mujeres, muestran limitación en su capacidad funcional  después de haber sufrido un ictus. En paralelo alrededor  del 10 por ciento del gasto en salud se   justifica por personas que han sufrido un ictus.

Como se comporta las posibilidades de recuperación después del ictus…

Si bien el 15 % de los ictus está causado por las hemorragias cerebrales estos pacientes aportan el 45 % de las muertes con una baja tasa de recuperación. Al respecto se conoce que tan solo un 10 % logrará mantener la autonomía al término de un mes, en tanto un 20 % lo logrará a los seis meses de evolución.

Alternativas de conductas y tratamientos para pacientes con ictus

El tratamiento debe establecerse teniendo en cuenta la causa. Obviamente los esquemas de tratamiento varían partiendo de la consideración de que el ictus lo ocasiona el bloqueo de una arteria o se debe a la ruptura de un vaso.

De cualquier manera existen algunas medidas comunes que se deben adoptar en función de lograr la supervivencia de las personas afectadas por ictus. Entre estas se encuentran:

  1. Lograr el diagnóstico rápido y eficiente
  2. Identificar lo más rápido posible la presencia de los síntomas y manifestaciones del ictus
  3. Definir si se trata de un evento a repetición o si ocurre por primera vez
  4. Movilizar los servicios de emergencia en particular la transportación
  5. Avisar de inmediato al servicio hospitalario
  6. Procurar que el hospital cuente con una unidad de ictus donde le brinden atención al paciente
  7. Iniciar la atención del paciente en el mismo momento que sea posible, no perder un minuto incluyendo el tiempo que se invierta en la transportación de la persona hasta el centro hospitalario
  8. Vigilar en particular que se garantice la adecuada oxigenación, así como controlar la presión arterial, los niveles de glucosa en sangre, temperatura corporal o cualquier  otra manifestación.

¿Qué hacer para lograr la rehabilitación de la persona afectada por ictus?

El llamado tratamiento rehabilitador es aquel que se establece después del cuadro agudo del ictus y estará en dependencia de las consecuencias de este, es decir, de las discapacidades que tenga el paciente. Y esta tiene dos niveles de expresión: física y mental.

Resulta obvio que después de sufrir un ictus la vida de la persona no podrá desenvolverse de la misma manera que se desarrollaba antes de sufrir el ictus y se corresponderá el nivel de actividad física o intelectual que pueda desarrollar en correspondencia con el grado de afectación y de discapacidad que ha dejado como secuela la afectación del ictus.

De cualquier manera la única alternativa posible es convivir y adaptarse de la mejor forma posible en concordancia con la nueva situación. Es así como para muchas personas que han sufrido un ictus la rehabilitación física se convierte en el aspecto esencial que determinara el futuro del paciente y es la piedra angular del proceso de recuperación.

¿Cualquier persona puede brindar  tratamientos de rehabilitación?

Obviamente que solo el personal altamente calificado puede satisfacer las exigencias actuales que permitirán la mejor recuperación y rehabilitación del paciente que ha sufrido un ictus. Al punto que se ha convertido en una especialidad médica, con su cuerpo doctrinal, con el correspondiente esquema de formación académica en el que día a día se incorporan nuevos métodos y procedimientos que apuntan todos ellos a lograr la mejor recuperación del paciente.

Ejercicios para recuperarse del ictus

Ejercicios para recuperarse del ictus

Esto hace que la rehabilitación sea un proceso que está cada día más especializado respondiendo a un esquema de trabajo coordinado, intensivo  y en equipo, de forma multidisciplinaria.

La rehabilitación se debe comenzar de inmediato, es decir, lo antes posible, y se debe mantener como mínimo en los primeros 6 meses después de haber padecido de un evento tipo ictus.

¿Qué tipo de actividad se debe implementar como terapia para rehabilitar el paciente de ictus?

Sin lugar a dudas una de las aristas más negativa del ictus son las referidas secuelas que puede dejar, bien sean de naturaleza  física como psíquica. Alrededor de la tercera parte de las personas afectadas por ictus presentan algún nivel de discapacidad permanente. De ahí que resulte imprescindible definirlas  y precisarlas con el propósito de poder establecer un plan de acción que conduzca a su tratamiento y superación.

El tipo de terapia que se debe seguir con un paciente de ictus estar en dependencia  de la fase en que se encuentra y del propósito que se persigue. De cualquier forma  se pueden establecer las siguientes categorías:

  • Control del dolor que se origina por una alteración en el área específica del cerebro, que se expresa por una miscelánea de diferentes sensaciones, las más de ellas de carácter desagradable, como son la picazón o picor, sensaciones de ardor y hormigueo fundamentalmente en el área de la cara y extremidades que empeoran al moverse y cuando disminuyen la temperatura ambiental circundante
  • Tratamiento para recuperar la estabilidad emocional fundamentalmente contra la depresión
  • Procedimiento contra la espasticidad
  • Atención a los cambios en la sensibilidad, fundamentalmente dados por variaciones en percepciones, como son el tacto, el dolor, la temperatura, y el estado de las extremidades
  • Cambios neuropsicológicos, caracterizados por dificultades con la memoria, posibilidad de mantenerse concentrado, afectación en la capacidad de razonamiento y perdida de la posibilidad del reconocimiento del cuerpo de la propia persona
  • Terapia física para superar las deficiencias en la función motora, que contempla el mantenerse en posición bípeda, recobrar el equilibrio y la coordinación de los movimientos, re- aprender a caminar, evitar las caídas
  • Terapia Ocupacional: instruir en como recuperar la movilidad y en particular recuperar el normal desarrollo de las actividades cotidianas
  • Recuperación del habla con el apoyo de logopedas en función de lograr reaprender el lenguaje así como las herramientas que le permitan comunicarse; así como resolver las dificultades en la vocalización de palabras, la denominada disartria.
  • Alteraciones en la deglución que se expresa por presentar dificultades para la ingestión de solidos e incluso líquidos
  • Facilitar la reintegración en el medio social
  • Estimular la autonomía obviando la dependencia
  • Modificaciones en la visión, con ostensible mengua del campo visual

Después del ictus se puede recuperar de las secuelas, todo depende de cumplimentar a tiempo las medidas antes descritas, mantener la esperanza y la disciplina y al final se recogerán los frutos con la rehabilitación.

Archivado en: Blog Etiquetado como: actividad física, alcohol, dieta sana, dolor, ejercicios físicos, fumar, función motora, Ictus, recuperación, rehabilitación, visión

Conoce el diagnóstico y síntomas del ictus

febrero 6, 2016 By Pepe

Hemos conocido en artículos precedentes que los ictus se caracterizan por ser de inicio inesperado y con un desarrollo vertiginoso que ultrapasa el criterio de rápido, dejando como consecuencia una lesión cerebral,  denominándose a esta forma como ictus establecido.

Las  formas de evolución lenta, que se identifican por expresar las manifestaciones o síntomas de forma paulatina, de forma tal que el ictus se va agravando en función del decursar del tiempo. En ocasiones el progreso evolutivo transcurre en horas, en tanto, aun menos frecuente, se consolida en días, en razón directa del proceso de necrosis del área del cerebro que se afecta que es lo que se reconoce como un ictus en evolución.

ictus2

Importancia médica y social del ictus

El ictus está considerado entre las primeras causas de muerte y enfermedad (morbilidad)  a nivel mundial. En España se estima que ocupa el segundo lugar entre las causas de muerte que con mayor frecuencia aparecen en el cuadro de salud del país ibérico, según reporta la Sociedad Española de Neurología (SEN) a través del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares (GEECV).

Anualmente en España se reportan en el orden de unas 120.000 muertes por ictus, lo que representa aproximadamente una muerte cada 15 minutos.

Desde otro ángulo, los ictus representan alrededor del setenta por ciento de las personas que ingresan en los servicios de Neurología españoles, con un incremento del cuarenta por ciento tan solo contando los últimos 15 años. Se vislumbra que esta cantidad se incremente en la misma medida que la media de edad de la población española aumente teniendo en cuenta el envejecimiento poblacional.

Síntomas que con mayor frecuencia aparecen en las personas afectadas  por ictus

Teniendo en cuenta el área del cerebro afectada se evidencian diversos síntomas diferentes. Entre estos se encuentran:

  • Adormecimiento repentino en cara, brazos o en las piernas, con preferencia para uno de los lados del cuerpo
  • Dificultad para hablar
  • Dificultad para entender
  • Confusión súbita
  • Dificultad para caminar
  • Mareo
  • Desequilibrio
  • Perdida de la coordinación
  • Problemas inesperados para la visión en uno o en los dos ojos
  • Dolor de cabeza imprevisto sin causa aparente

Se describe que si la afectación del ictus ocurre en la región izquierda del cerebro se afectará la parte derecha del cuerpo así como la hemicara izquierda acompañándose  de alguno de las manifestaciones siguientes:

  • Dificultades para hablar
  • Parálisis (hemiplejia) o del lado derecho del cuerpo
  • Pérdida de memoria
  • Respuestas enlentecidas

Por otro lado si la parte afectada por el ictus se corresponde con la región derecha del cerebro, la parte izquierda del cuerpo será la que presentará alteraciones evidenciadas por:

  • Parálisis (hemiplejia) del lado izquierdo del cuerpo
  • Dificultades para ver
  • Conducta inquieta
  • Afectación de la memoria

¿Cómo se puede identificar si estamos en presencia de un ictus?

Existen diversas herramientas para identificar si la persona se encuentra afectada por ictus. Entre ellas se encuentra la llamada escala Cincinnati, consistente en evaluar tres evidencias:

  1. Asimetría facial: Para evaluar si estamos en presencia de un ictus se solicita a la persona que se sonreía con el propósito de comprobar si existe simetría entre las dos partes de la cara. Si se presenta alguna diferencia debe ser sometida a un examen neurológico exhaustivo.
  2. Fuerza en las extremidades superiores (brazos): Se le solicita a la persona que extienda los brazos durante unos diez segundos. Se considera necesario atender a la persona si no puede mantenerlo o si existen evidencias de pérdida de movilidad.
  3. Lenguaje: Al constatarse dificultad para hablar, pronunciar algunas palabras o manifestaciones de tartamudeo debe profundizarse en el examen neurológico.

ictus3

Otros acercamientos al tema nos conducen a valorar las denominadas señales de alarma de ictus. Entre estas se encuentran, aparte de las mencionadas con anterioridad contempladas en el esquema Cincinnati, las siguientes:

  • Cefalea (dolor de cabeza) que se instaura de forma repentina, de gran intensidad y sin que exista una causa aparente.
  • Alteraciones en la visión que puede aparecer de forma total o parcial en uno o ambos ojos.
  • Modificaciones en la sensibilidad, presentando sensación de “hormigueo” que puede aparecer en la cara, brazos que se puede o no acompañar de la presencia de estas sensaciones en las extremidades inferiores de forma totalmente inesperada.
  • Impresión de que la persona tiene un intenso vértigo.
  • Sensación de inestabilidad que se acompaña de pérdida del equilibrio que determina la presencia de caídas bruscas sin explicación plausible.

Confirmación del diagnóstico de ictus

La exploración física, desde el punto de vista médico, así como un adecuado interrogatorio que permita seguir el decursar de los hechos que conducen a la sospecha de ictus son la piedra angular de un adecuado y oportuno diagnóstico. Aquí me permito recordar que el ictus es de las enfermedades que confirman que cuanto antes se haga el diagnóstico mayor será la posibilidad de recuperación del paciente afectado.

Obviamente el uso pertinente de las técnicas de diagnóstico complementario, es decir el uso de las pruebas de imagenologia, como pudiera ser la tomografía axial computadorizada (TAC) y la resonancia magnética nuclear (RMN) se convierten en herramientas esenciales para ratificar el diagnóstico, pero más aún para precisar el área del cerebro que se encuentra afectada por el ictus, y por lo tanto, generando un marco disfuncional.

En este escenario vale la pena puntualizar que estas técnicas acarrean la enorme desventaja de que  tan sólo revelan el ictus al término de varios dias de haberse establecido el daño al tejido cerebral.

Sin embargo su aplicación permite hacer el diagnóstico diferencial entre las cusas que generan un ictus, es decir, si es causado por un tumor cerebral o una hemorragia.

Por supuesto el diagnostico estará en dependencia de las causas que generan el ictus…

Podemos encontrar diversas etiologías que explican el que ocurra el ictus, pero más aún es que de acuerdo a la definición de las causas será determinada la conducta médica a seguir en el tratamiento y en la recuperación.

Así tenemos que los denominados ictus isquémicos se agrupan de la forma siguiente:

  • Aterotrombótico: este tipo de ictus se corresponde a la existencia de un obstáculo para la libre circulación de la sangre que esta ocasionada por las transformaciones que sufren las paredes de las arterias cerebrales.
  • Embólico: Se presenta cuando existe el traslado de un émbolo desde una zona fuera del cerebro hasta llegar a una arteria del cerebro.
  • Hemodinámico: después de un cuadro de falta de oxígeno, es decir, hipoxia, en alguna área del cerebro, generando infartos en las zonas menos irrigadas de la sangre que llega al cerebro produciendo áreas de necrosis.
  • Lacunar: Este tipo de ictus es debido a la obstrucción de arterias que llegan al cerebro.

A tal punto que se describe que si aparece un cuadro de embolismo y existe la presencia de un coágulo es altamente probable que acontezca otro ictus. Obviamente esto no debe suceder si se toman las medidas pertinentes para mitigar el daño o eliminar las causas que generan el ictus, de ahí la importancia esencial de brindar una rápida y eficiente atención frente a la sospecha de un ictus en evolución o ya establecido.

ICTUS5

Partiendo de la consideración, ya señalada con anterioridad, de que la llave del éxito en el tratamiento y ulterior recuperación del paciente que ha sufrido ictus radica en la oportuna, rápida y adecuada atención con vistas a establecer el diagnostico de qué tipo de accidente vasculoencefálico se trata enfatizando en precisar el nivel de daño cerebrovascular en aras de brindar el apropiado tratamiento en el menor tiempo después de haberse detectado el ictus.

Frente a la sospecha de que estamos en presencia de un ictus, bien sea debido a que la persona o alguien que se encuentre en los alrededores percibe estas manifestaciones de ictus, debe trasladarse cuanto antes a un servicio de atención médica especializada, fundamentalmente neurológica y que tenga unidades de ictus.

De ahí que se define que resulta clave la atención que se brinde en las 3 primeras horas a partir de que aparecen los síntomas de ictus.

Si el accionar responde a estas premisas de seguro que se podrá disminuir las secuelas y los tiempos de recuperación se acortarán, modificando sin lugar a dudas el cuadro de mortalidad causada por ictus.

Archivado en: Blog Etiquetado como: accidente cerebrovascular, accidente vasculoencefálico, asimetría facial, aterotrombótico, embólico, hemodinámico, Ictus, lacunar, trastornos del habla

¿Se puede evitar un ictus?

enero 17, 2016 By Pepe

El ictus se asocia a los estilos de vida y determinadas enfermedades de carácter crónico que ocupan un importante lugar dentro del cuadro de salud de casi todos los países y que se consideran en su conjunto como los factores de riesgo para padecer de ictus.

 

En España se encuentra entre las primeras causa de muerte así como entre las primeras causas de discapacidad permanente en la edad adulta. De hecho aquellos que sobreviven padecen secuelas cardinales que limitan las actividades cotidianas.

 

El 75% de los casos de ictus que se reportan en España afectan a las personas que tienen más de 65 años lo que genera una profunda preocupación para el futuro si tenemos en cuenta que según las previsiones demográficas, a la altura del 2050 se prevé un incremento significativo del envejecimiento poblacional, acarreando por lo tanto, sustanciales aumentos del número de personas afectadas por ictus, con su incuestionable impacto en la sociedad que lo acompaña.

 

Teniendo en cuenta  su forma de presentación que se caracteriza por ser súbita e inesperada,  pudiera llevarnos a la conclusión desacertada de que es una catástrofe imprevisible. Lejos de eso en la mayoría de los casos no resulta así. Podemos considerar que el ictus es la consecuencia final del acúmulo de hábitos que afectan el estilo de vida personal que resulta poco saludable, y que se convierten en los llamados  factores de riesgo.

 

ictus

Cuales son los factores de riesgo que pueden provocar un Ictus

 

¿Cuáles son los más importantes y frecuentes factores de riesgo?

 

El hecho de reconocer a un evento como factor de riesgo que determinan el que una persona posea el peligro potencial de sufrir una enfermedad vascular se convierte en un hecho trascendente por cuanto afecta la vida futura de esa persona o su estado de salud.  Pero mucha más importancia adquiere cuando resulta incuestionable que los factores de riesgo son prevenibles.

 

El hecho de que sea posible su prevención, sin lugar a dudas, lo impregna de un valor agregado que lo transforma en un acontecimiento esencial para el devenir futuro de este ser humano, de ahí que interiorizar, y más aún, adquirir la cultura necesaria al respecto se convierte en una llave de vida que nos place compartir con Ustedes.

 

Valga la vigencia de este mensaje si tan solo logramos motivarte para indagar acerca de este acuciante tema de capital jerarquía.

 

De ahí que es más que  importante resulta imprescindible conocer los factores de riesgo que te pueden afectar y de hecho conocer cómo evitarlos y tratarlos. Entre estos factores de riesgo encontramos:

 

  • Alcoholismo
  • Hipertensión arterial
  • Obesidad
  • Sedentarismo
  • Tabaquismo
  • Diabetes mellitus
  • Hipertrofia ventricular izquierda
  • Hipercolesterolemia (aumento de las grasas en forma de colesterol en sangre)
  • Hipertrigliceridemia (aumento de las grasas en forma de triglicéridos en sangre)
  • Hiperuricemia (aumento del ácido úrico en sangre)
  • Cardiopatía isquémica (enfermedad del corazón causada por la falta de sangre que le llega al musculo cardiaco)
  • Claudicación intermitente
  • Fibrilación auricular (enfermedad del corazón)
  • Ataque isquémico transitorio   
  • Estrés

 

Detengámonos en cómo se comporta cada uno de estos factores de riesgo.

Alcoholismo

 

Se denomina alcoholismo al excesivo consumo de alcohol, que de forma prolongada crea dependencia del mismo.

De ahí que se considere como una enfermedad de carácter crónico ocasionada  cuando la ingestión de bebidas alcohólicas se hace incontrolable y ajena a la voluntad del ser humano. Esto hace que se afecte la salud mental y física, interfiriendo en las relaciones tanto sociales como familiares.

¿Cómo se relaciona el alcoholismo con el riesgo de padecer un ictus?

 

La relación entre alcoholismo e ictus está en correspondencia con la dosis de bebidas alcohólicas que se consume así como con la graduación de estas. En otros términos, bebidas de alta graduación contribuyen de forma más acentuada a que se desarrolle un evento conducente al desarrollo del ictus.

 

Se plantea que si el consumo de alcohol es moderado se puede considerar que influirá de forma positiva conllevando la reducción del riesgo de padecer un ictus, en tanto el elevado consumo de alcohol se asocia con aumentos relativos de tener un ictus.

Hipertensión arterial, cardiopatía isquémica, fibrilación auricular, hipertrofia ventricular izquierda

 

En el transcurso de los últimos años, se ha logrado reducir lentamente el número de casos de ictus y en paralelo disminuir sustancialmente la mortalidad hasta el 50%.  En buena medida se puede atribuir al control de uno de los factores de riesgo de mayor importancia: la hipertensión arterial.

 

De hecho la hipertensión arterial ocasiona aproximadamente el 40% de los casos de ictus que se producen. Padecer de hipertensión arterial  aumenta en el orden de cuatro veces la posibilidad de sufrir un ictus. Esta es una enfermedad determinada por el incremento de la presión de la sangre que dependerá de la fuerza con la que el corazón impulsa la sangre y de la resistencia que ejercen las arterias. La contracción del corazón genera un latido que se corresponde a este evento del fisiologismo humano en correspondencia con la capacidad de contraerse que se expresa en el musculo cardiaco. Esta contracción del corazón se conoce como sístole, y es la presión máxima; cuando el corazón se relaja se produce la diástole, y es la presión llamada mínima. Cuando la presión supera 150 de máxima y 90 de mínima, se habla de hipertensión. Cifras que se alejen de estas deben ser objeto de atención de su médico.

Como podemos evitar un ictus

La cardiopatía isquémica es uno de los factores de riesgo del Ictus

 

La presión arterial no tiene valores constantes, sino que sus valores están afectados por diferentes estímulos que responden al fisiologismo humano. Así encontramos que se incrementa con el dolor, el frío, el miedo, la actividad sexual el ejercicio, las emociones y disminuye durante el sueño. Es así por lo que para diagnosticar que una persona padece de hipertensión debe existir un registro prolongado de cifras de presión arterial fuera de los límites establecidos.

 

Este aspecto, con la edad, se convierte en un factor a considerar dentro del cuadro de salud de todos aquellos que tengan más de 50 años de edad lo que determina que se debe monitorear las cifras de tensión arterial como mínimo una vez al año.

 

En estos escenarios aquellas personas que padezcan enfermedades cardiovasculares y en particular aquellas relacionadas con la arteriosclerosis, y en particular  de las arterias coronarias, como pueden ser las llamadas cardiopatías isquémicas, es decir  el infarto de miocardio y la angina de pecho entre otras, tiene mayor riesgo de padecer de un ictus. Esto se relaciona con las causas aterotrombóticas ocasionando los denominados ictus isquémicos.

 

Pero si estos problemas cardíacos transitan con tipos de arritmias específicos, como pueden ser la fibrilación auricular, el riesgo se incrementará de forma desmedida. Su tratamiento oportuno conducirnos a que se reduzca la mortalidad hasta en un 70%.

¿Cómo influye la enfermedad cardiovascular en el riesgo de sufrir un ictus?

 

Las arterias se hacen más gruesas y tortuosas a la vez que se endurecen en la misma  medida que sufren el embate de la presión alta de forma prolongada, lo que genera dificultades para el paso de la sangre lo que incrementa el riesgo de que se dañen y finalmente se rompan los vasos sanguíneos lo que conlleva la posibilidad de que se presenten episodios hemorrágicos, fundamentalmente en el cerebro con el subsiguiente peligro para la vida de la persona. Esto es lo que se reconoce bajo el calificativo de ateroesclerosis y arterioesclerosis. Pero no es sólo en el cerebro donde se producen estos efectos de la presión arterial elevada, sino que también pueden aparecer en otros órganos claves para el normal funcionamiento de los seres vivos,  como puede ser el corazón, y es el caso ocasionando el cuadro propio de un infarto o angina de pecho.

 

También pueden quedar afectados los riñones determinando la presencia de una transformación en su funcionamiento, dando lugar a la insuficiencia renal.

 

Si se afectan los vasos sanguíneos de las extremidades inferiores o se presenta  una circulación insuficiente o que se pueda considerar de mala determina que se presente dolor al caminar.

¿Cómo tratar la enfermedad cardiovascular?

 

Una vez que se padece hipertensión lamentablemente no admite cura, tan solo en algunas ocasiones que la persona sufre de la llamada hipertensión secundaria, mas sin embargo existe la posibilidad de controlarlo. Para lograr la reducción de las cifras de presión arterial, es necesario que se siga un tratamiento de forma sistemática, y de esa forma obviar las consecuencias que tendrían lugar como resultado padecer de la presión alta.

 

En esta dirección, cuando se habla de un tratamiento para mantener controlada la presión arterial no tan solo nos referimos al uso de medicamentos sino que en algunas personas, como es el caso de la hipertensión ligera, la aplicación de una dieta específica y  de algunas normas que modifican el estilo de vida puede resultar suficiente para el adecuado control de la presión. Algunas de estas normas son:

 

  • Control del peso corporal
  • Disminuir el consumo de sal
  • Controlar las grasas en las comidas
  • Eliminar la ingestión de bebidas alcohólicas
  • Eliminar los hábitos de vida sedentaria incorporando la práctica sistemática de ejercicios u otras actividades físicas al menos 3 veces por semana o incrementar la actividad cotidiana aumentando el caminar o el uso de la bicicleta sustituyendo el uso del coche, subir y bajar escaleras en vez de usar el ascensor
  • Dejar de fumar
  • Evitar el estrés
  • Controlar la diabetes en el caso de padecerla
  • Establecer medidas para el control del colesterol

 

 

Obesidad

 

La obesidad se ha convertido es un problema de salud de máxima importancia al punto que ha llegado a considerarse como la epidemia de este siglo. De hecho se vincula con otras muchas enfermedades, como pueden ser, la hipertensión y la diabetes.

 

Se refiere en la bibliografía especializada que la obesidad aumenta el riesgo de sufrir un ictus en el orden de 2,5 veces; relacionándose con el índice de masa corporal.

Cuidar el peso en límites aceptables resulta determinante para mantener el apropiado funcionamiento del ser humano como un todo único y armónico, y en particular del metabolismo, de los vasos sanguíneos y en general de todos los órganos de los seres humanos.

 

Para definir si nuestro peso corporal se encuentra dentro de los límites normales se debe dividir el peso corporal en KG. entre la altura en centímetros elevada al cuadrado (IMC=Peso Kg/m2) y así obtendremos el índice de masa corporal (IMC). En términos generales se define como un peso normal aquellos valores que se encuentren entre 18,5 y 24,9. Fuera de este rango existirá peso insuficiente o sobrepeso.

 

Peso insuficiente < 18,5-24,9 > Sobrepeso

¿Cómo podemos mantener un peso normal?

 

El arte de lograr un peso corporal dentro de estos límites que se consideran como  normales, debe estar fundamentado en cuidar que el balance energético de lo que comes y gastas sea el adecuado y se mantenga equilibrado. En otros términos, si ingieres alimentos que proporcionan  mayor cantidad de calorías con relación a las que gastas sobreviene la ganancia de peso fuera de los límites aceptables.

 

Debe existir un equilibrio que mantenga la proporcionalidad en esta ecuación:

 

Calorías ingeridas = Calorías gastadas mediante actividad física.

 

En otras palabras si necesitas bajar de peso debes inclinar la ecuación hacia disminuir las calorías que se obtienen mediante la ingestión de alimentos, pero a su vez incrementar el consumo de calorías a través de ejercicios y actividad física en general.

 

Al contrario, si aumenta la ingestión de calorías con relación a las que gastas,  aumentará tu peso corporal, debido a que estas calorías, al no quemarse, se almacenarán en forma de grasa en el tejido celular subcutáneo.

Errores que no debes cometer

 

Hay muchas ideas equivocas en torno a lo que debe ser considerada una alimentación adecuada en aras de evitar la obesidad. Algunos de los errores que con mayor frecuencia se cometen están relacionados con considerar que:

  • Las frutas no son ricas ni en grasas ni en azúcares por lo que se considera que no engordan. Por otro lado los azúcares de las frutas se absorben más lentamente facilitando la transformación metabólica.

 

  • El agua no aporta calorías a la dieta de ahí que no esté demostrado que la ingestión de agua durante las comidas engorda

 

  • Es erróneo eliminar los carbohidratos de la dieta en aras de perder peso.

 

Sedentarismo

 

El ejercicio físico puede contribuir de forma muy positiva en torno a los diferentes factores de riesgo asociados con el desarrollo de ictus. Se reporta que aquellas personas que llevan una vida sedentaria al tener poca actividad física, tienen valores de presión arterial muy superiores a las personas que despliegan mayor actividad física.

 

La práctica de ejercicios físicos contribuye también  al control de los niveles del colesterol llamado “malo” (LDL), sino que aumenta la concentración del colesterol “bueno” (HDL). A su vez apoya el control del peso corporal y en función de prevenir la aparición de la diabetes.

 

Es así como la práctica del ejercicio físico a favor de luchar contra el sedentarismo se convierte en un componente fundamental en todo programa orientado a disminuir el riesgo de padecer de ictus o cualquier enfermedad vascular.

Prevenir practicando ejercicio físico

 

No siempre es factible introducir para todas las personas la práctica de los ejercicios físicos y debe ser objeto de evaluación de forma personalizada por parte del médico. Esto aflora con gran fuerza si se padece de una enfermedad de base, como pudiera ser una enfermedad coronaria, en la que aparecen molestias fortuitas en el pecho, que se acompañan de mareos al realizar cualquier actividad física expresándose con manifestaciones de cansancio que se presentan con frecuencia.

 

Otro aspecto a considerar es la edad. Si la persona tiene más de 40 años de edad y  no practica ejercicios de forma sistemática de forma precedente y se pretende iniciar una actividad física de cierta intensidad, resulta aconsejable que exista la pertinente evaluación por el medico de forma previa. La actividad física de moderada intensidad como puede ser el caminar, practicar en bicicleta estática no requiere una evaluación previa y debe ser una parte más de nuestra actividad diaria.

 

Para identificar si la intensidad de la actividad física que se realiza es recomendable se puede establecer el control del pulso radial, en la muñeca, o a los dos lados del cuello y de esta forma reconocer si el nivel de entrenamiento es suficiente. Esta evaluación debe hacerse de forma  inmediata después de detener la sesión práctica de ejercicios. Este proceder es extraordinariamente sencillo pues se cuentan los latidos que se presentan durante 15 segundos y al multiplicarlos por 4 se calcula los latidos en un minuto.

 

Si al término del minuto los latidos registrados se encuentran por encima de lo recomendado se debe disminuir la carga de ejercicios hasta que el entrenamiento genere las condiciones adecuadas para que el cuerpo tolere la carga de ejercicios sin alterar o modificar el ritmo cardiaco.

Hábito de fumar o tabaquismo

 

El hábito de fumar genera enfermedades, sobre todo aquellas que están relacionadas con la función respiratoria y cardiovascular. También crea dependencia física y psicológica.

 

De hecho el consumo de tabaco se considera que es la causa más significativa de muerte prematura, fundamentalmente dado por su relación con la arteriosclerosis, las enfermedades cardiovasculares y el ictus, todas ellas de carácter prevenible.

 

Frecuentemente el consumo de tabaco se acompaña de la presencia de sustancias tóxicas asociadas al tabaco como son la nicotina y el alquitrán que ocasionan tos, náuseas y en ocasiones vómitos.  

 

En particular la nicotina genera adicción y dependencia tanto física como psíquica, lo que produce síndromes de abstinencia física así como psicológica al abandonar el hábito de fumar.

Diabetes mellitus

 

La insulina es la hormona encargada de regular el uso metabólico de la glucosa que ingerimos con la dieta. De ahí que si existe la producción insuficiente de esta la consecuencia estriba en aumento de la concentración de glucosa en sangre, lo que se reconoce como hiperglucemia. Esta situación conlleva la existencia de alteraciones en las transformaciones metabólicas de los lípidos y las proteínas.

 

Entre los síntomas fundamentales que caracterizan la diabetes encontramos las llamadas “5P” que se caracterizan por:

 

  • Poliuria: orinar en exceso
  • Polifagia: incremento inaudito de la necesidad de comer,
  • Polidipsia: aumento de la sed
  • Pérdida de peso
  • Pérdida de fuerza

 

Se reporta que en el orden del 20% de las personas que han sufrido un ictus padecen de diabetes. De cualquier manera, independientemente de ser una enfermedad de carácter crónico, los diabéticos que mantienen un riguroso control de su enfermedad presentan menos probabilidades de sufrir un ictus que aquellos que no lo cumplimentan de forma sistemática.

 

Se señala, en la literatura médica, que las mujeres diabéticas tienen mayor riesgo de sufrir un ictus sin embargo no se existe correspondencia similar para los hombres.

 

Estrés

 

La vida moderna es de por si estresante. En la era digital estamos permanentemente enfrentados al estrés, estamos persistentemente comunicados en las redes, si entramos en paro, si se vencen los pagos, entre otros muchos factores que nos  pueden conducir al peligro potencial de sufrir un ictus.

 

Es reconocido el papel perjudicial que infunde a nuestra vida diaria el estrés no controlado con sus secuelas negativas ya conocidas en la salud cardiovascular que de conjunto con otros factores biológicos o ambientales, incrementa por cuatro el riesgo de sufrir ictus.

Cómo disminuir el estrés…

 

Al respecto se recomienda ejecutar actividades que se pueden considerar como relajantes de forma sistemática para combatir el estrés. A su vez se debe aplicar las llamadas herramientas contra el estrés, como es la psicoterapia, que  puede contribuir en reducir los niveles de ansiedad.

 

¿Podemos afirmar que siempre resulta posible prevenir el ictus?

 

Existe un denominador común para los llamados factores de riesgo del ictus, y es que los vasos sanguíneos resultan la diana de las agresiones que formulan su lamento al expresarse en forma de ictus después de soportar el impacto de un daño continuado y sistemático.

 

Actualmente se encuentran bien tipificados e  identificados los factores de riesgo más cardinales relacionados con el ictus. Los menos, por su naturaleza, no se pueden modificar; como es la edad, pues nadie duda del potencial incremento de riesgo de sufrir un ictus a partir de los 60 años. Otro aspecto que no es objeto posible de prevenir es el sexo pues de hecho el ictus aparece con mayor frecuencia en los hombres con relación a las mujeres, aunque se reporta que la mortalidad es superior en estas últimas. Si coexiste historia familiar de padecer de ictus o simplemente el haber sufrido un ictus con anterioridad se convierte en otro elemento a considerar dentro de los peligros potenciales de sufrir de ictus.  Un elemento controvertido y no aceptado por todos es el factor racial esgrimiéndose que la raza negra tiene predisposición a padecer un ictus.

 

Lejos de estos aspectos mencionados, en términos generales, podemos aseverar que afortunadamente, se puede ejercer acciones de carácter preventivo sobre los denominados factores de riesgo que predisponen a padecer de ictus, y de esa forma disminuir de manera significativa el número total de personas que padecerán de ictus.

Archivado en: Blog Etiquetado como: alcoholismo, cardiopatía isquémica, colesterol, diabetes, ejercicios físicos, estrés, hipertensión arterial, hipertrofia ventricular izquierda, Ictus, obesidad, presión arterial, sedentarismo, tabaquismo, triglicéridos, urico

Ictus, embolia, apoplejía, trombosis… ¿es lo mismo?

enero 4, 2016 By Rosa Marquez

El vocablo ictus procede del latín y al igual que el término en inglés,  “stroke”, significa golpe o ataque, y representan el carácter violento y súbito de un proceso que ocurre con mayor frecuencia en adultos.

 

También se identifica con los términos infarto cerebral, embolia, trombosis, apoplejía, accidente vásculo-encefálico, derrame cerebral, enfermedades cerebrovasculares. Esto genera, en lo que respecta al concepto,  gran confusión haciendo ambigua y compleja la clasificación de los diferentes tipos de ictus.

Concepto de ictus.

 

Se considera dentro del vasto término de ictus a cualquier perturbación brusca de la circulación cerebral, lo que determina que se afecte las funciones del cerebro o de una zona de este.

 

Y es lógico que así sea pues  si bien es cierto que el cerebro humano tan sólo es el 2% del peso corporal, reclama en el orden del 20% de la sangre que circula para satisfacer las necesidades al consumir mucha energía y no disponer de reservas energéticas suficientes, como ocurre con el musculo, hígado e incluso el corazón.

 

En estas condiciones el cerebro exige un aporte permanente tanto de oxígeno como de nutrientes, resultando extraordinariamente  sensible frente a la ausencia o disminución del flujo de sangre cerebral, y de esta forma satisfacer las demandas y exigencias del tejido nerviosos que conforma el cerebro.

 

Esto explica la  gran cantidad de vasos sanguíneos que garantiza de forma permanente la cantidad de sangre necesaria para garantizar la adecuada cantidad de oxígeno y nutrientes que necesita el cerebro.

 

De ahí que cuando los vasos sanguíneos que llegan al cerebro sufren algún tipo de lesión, sea por una u otra causa, limitando la cantidad de sangre que llega al cerebro determinan una sensible afectación de la función de la zona del cerebro involucrada. Si el riego sanguíneo disminuye en un plazo de tiempo prolongado por encima de unos segundos, las células de esa área del cerebro se destruyen ocasionando una lesión de carácter permanente e irreversible de esa área del cerebro comprometida.

 

Esto se puede presentar en personas de cualquier edad aunque son más frecuentes en adultos mayores en los que se presentan como consecuencia de la concurrencia de circunstancias de carácter personal, ambientales, sociales, nutricionales, antecedentes de padecer determinadas enfermedades, hábitos de consumo de productos tóxicos,  y todas ellas son los que llamamos factores de riesgo, tema que por su importancia abordaremos de forma específica en otro artículo.

ICTUS

ICTUS

Clasificación de los ictus

 

El ictus se clasifica según el tipo de lesión que aparece en el vaso sanguíneo, por lo tanto, puede generarse por una disminución significativa de la cantidad de sangre o  flujo sanguíneo que recibe el cerebro así como por la hemorragia que se origina por la rotura de un vaso del cerebro.

 

Si nos referimos a que exista una sensible disminución de la cantidad de sangre que llega al cerebro por oclusión o taponamiento de un vaso por un coágulo de sangre, conocido también como trombo, nos estamos refiriendo a los denominados  ictus isquémicos por isquemia cerebral. Estos son los que se conocen también como trombosis, embolia, apoplejía, y resultan más frecuentes llegando a presentarse hasta en el 85% de los casos, expresándose en la mayoría de las personas afectadas en la forma de infarto cerebral.

 

Esta modalidad  resulta irreversible en la mayoría de los pacientes conllevando la muerte de las células del tejido nervioso que se localizan en el cerebro como consecuencia del déficit de oxigeno acarreado por la falta de irrigación sanguínea lo que conlleva, de conjunto con la falta del aporte de oxígeno, el déficit de  nutrientes que son vehiculizados o transportados a través de la sangre.

 

Si esta situación persiste durante el tiempo suficiente, el tejido cerebral muere y ocurre el infarto cerebral. Esta oclusión puede ser ocasionada por:

 

  1. a) Una trombosis: esta ocurre cuando el material que obstruyen el vaso se origina en él propio vaso; y se le reconoce como ictus trombótico o aterotrombótico.

 

  1. b) Una embolia: que es el caso en que el material que ocasiona la obstrucción se produce a distancia, es decir, en un lugar lejano, y es mediante la sangre que llega al vaso obstruyendo o taponando la luz del vaso. Estos son los llamados ictus embólicos.

 

  1. c) El ictus hemodinámico es, en el contexto de los ictus isquémicos el menos frecuente. En este caso el déficit de flujo de sangre es ocasionado por el descenso de la presión sanguínea; esto puede ocurrir, por ejemplo, si se produce un paro cardíaco o una arritmia severa, pero a su vez puede ser debido a una crisis de hipotensión arterial grave y sostenida.

 

Si aparece una hemorragia, nos referimos al ictus hemorrágico, también denominado hematoma cerebral o derrame cerebral; que es la resultante  de la rotura del vaso en el cerebro, llamándola en ese caso  hemorragia intracerebral  o en las envolturas, que es la reconocida como hemorragia subaracnoidea que se encuentra localizada entre la superficie del tejido cerebral y la cara interna del cráneo. La causa más frecuente está relacionada con la rotura de un aneurisma arterial vinculado con el debilitamiento de una parte irregularmente delgada de la pared de una arteria.

 

Este tipo de ictus es mucho menos frecuente y se caracteriza porque la sangre no se libera al exterior, al encontrarse el cerebro limitado, más aun, encerrado en los huesos que conforman la bóveda craneana. Este ocurre habitualmente cuando una arteria cerebral se rompe, liberando  la sangre  en el tejido cerebral adyacente, sobre el que ejerce presión, ocasionando lesiones de este. La gravedad de este tipo de ictus consiste no tan sólo en el daño local sino en el incremento de la presión dentro del cráneo, lo que afecta a todo el encéfalo con el correspondiente peligro para la vida de la persona.

 

Este tipo de ictus presenta una mortalidad considerablemente mayor; y de forma contrastante se encuentra que aquellas personas sobrevivientes  a este tipo de ictus hemorrágico presentan habitualmente  secuelas menos graves.

 

¿Siempre que parece disminución de la cantidad de sangre que llega al cerebro se produce un ictus?

 

En el cerebro existen múltiples y variados  mecanismos de seguridad para garantizar que el flujo de sangre no se afecte. Uno de estos mecanismo estriba en contar con gran cantidad de pequeñas conexiones entre las diferentes arterias del cerebro que de existir una disminución del riego sanguíneo  de forma progresiva, las pequeñas conexiones incrementan su tamaño y garantizan el suministro de sangre, y por lo tanto de oxígeno y nutrientes al área obstruida, generándose la llamada  circulación colateral.

 

Al existir una circulación colateral eficiente y suficiente la arteria bloqueada no causa trastornos neurológicos. Si a su vez las arterias tienen dimensiones que permiten que el 75 % de los vasos sanguíneos se pueden obstruir y aun así, existirá el flujo sanguíneo necesario hacia el área de cerebro comprometida, impidiendo que se generen afectaciones y secuelas de carácter neurológico.

 

¿Cómo se distribuyen los ictus de acuerdo a sus causas?

 

En el orden del 75 % de los ictus son de causa isquémica, en tanto el 25% se clasifican como hemorrágicos.

Dentro de esto la hemorragia intracerebral es el ictus hemorrágico más frecuente.

Clasificación de los ictus hemorrágicos
1. Hemorragia intracerebral
  • a) Primaria
    i. Hemorragia
    ii. Microhemorragia
  • b) Secundaria
    i. Tumores
    ii. Malformaciones vasculares
    iii. Aneurismas
    iv. Enfermedades  Coagulopatías
    v. Antitrombóticos
    vi. Fibrinolíticos
    vii. Simpaticomiméticos
    viii. Infecciones
    ix. Vasculitis
    x. Postraumática retardada
    xi. Trombosis venas o senos
2. Hemorragia subaracnoidea
  • a. aneurismática
    b. no aneurismática
3. Hematoma subdural
4. Hematoma epidural

Después del ictus…

 

A la persona que sobrevive a un ictus se le modifica la calidad de vida en más de un aspecto. Entre otros sobrevienen las discapacidades físicas, con severos trastornos de la esfera emocional, fundamentalmente relacionados  con síndromes depresivos presentes en casi el 33 %. Esto trae aparejado que se puede ver afectada tanto la recuperación funcional, la esfera cognitiva así como la supervivencia. El ictus es considerado como la segunda causa de demencia, antecedido tan sólo por la enfermedad de Alzheimer.

 

Y lo más interesante es que en alto número de casos de ictus se pueden prevenir y evitar, tan solo contemplando las medidas a considerar teniendo en cuenta los denominados factores de riesgo. Estos los veremos en próximos artículos…

Archivado en: Blog Etiquetado como: cerebro, embolia, hemorragia intracerebral, Ictus, ictus aterotrombótico., ictus embólicos, ictus hemodinámico, ictus hemorrágico, ictus trombótico, trombosis

Entradas recientes

  • Después del ictus
  • Conoce el diagnóstico y síntomas del ictus
  • ¿Se puede evitar un ictus?
  • Ictus, embolia, apoplejía, trombosis… ¿es lo mismo?